martes, 8 de julio de 2008

LAS HORMIGAS


La hormiga es un pequeño insecto himenóptero de los trópicos y zonas templadas que corresponde a unas 3500 especies de la familia formícidos. Todas las hormigas conocidas son sociables; viven en colonias, que pueden estar compuestas por unos pocos individuos, como en la tribu ponerinos, o por muchísimos de ellos, hasta 100 000 o más, como es el caso de la hormiga roja (Formica rufa). Son reconocibles por su "cintura", formada por un estrecho segmento, o segmentos, entre el tórax y el abdomen. Las hembras y los machos son alados cuando abandonan el nido, pero posteriormente pierden las alas. Las hormigas aladas, que vuelan lentamente formado grandes nubes en determinadas épocas del año, no son una especie diferente, sino los miembros reproductores de las colonias que salen del nido para desarrollarse. Son insectos claramente polimórficos, con diferencias entre obreras, machos y hembras. Los machos de todas las especies, bastantes parecidos, tienen alas, ojos bien desarrollados y largas antenas.
Normalmente sólo aparecen en ciertas épocas del año, pues no sobreviven mucho al apareamiento ni se les admite en el nido tras el vuelo nupcial. Con muy pocas excepciones, todas las especies tienen una casta de obreras, claramente reconocible, e integrada por hembras estériles cuya función es obtener alimento, construir el nido y cuidar de las crías. Son ápteras y suelen tener los ojos pequeños. En muchas especies no ponen huevos, pero, en algunas, los que ponen se utilizan para alimentar a las larvas. Tales huevos, al no estar fecundados, sólo podrían dar origen a machos. El tamaño de las obreras varía de unas a otras; normalmente, las que proceden de los primeros huevos puestos por una reina al establecer un nuevo nido son más pequeñas que las que forman el grueso de la población.Sin embargo, en una colonia pueden encontrarse en todo momento hormigas de cualquier tamaño: las hormigas más pequeñas parecen pasar la mayor parte del tiempo dentro del hormiguero, mientras que las más grandes lo protegen y abastecen. No obstante, pueden haber dos clases de obreras, muy bien definidas. En ese caso, las de mayor tamaño, llamadas soldados, tienen la cabeza muy grande y quitinizada, y las mandíbulas fuertes. Como su nombre indica, una de sus funciones es luchar para defender el nido, pero además, suelen ayudar a las obreras pequeñas cuando éstas encuentra un gran trozo de comida que haya que dividir para poder transportarlo al nido.
Como la abeja, pero a diferencia del termes, la hormiga reina es solitaria y no va acompañada del macho cuando establece un nido. Suele ser más grande que los machos y las obreras, y posee una boca totalmente funcional. Tras la fecundación, que generalmente tiene lugar en el aire, la reina se posa y se arranca las alas con las mandíbulas, o bien frotándolas contra un objeto sólido. Luego comienza a excavar una pequeña cámara y permanece en ella hasta el año siguiente. Muy pronto pone unos pocos huevos, que luego se transformarán en obreras. Cuida de ellos y, cuando nacen las larvas, las alimenta con secreciones salivares.


Ella depende para su propia nutrición únicamente de su grueso cuerpo y de los músculos de vuelo, que degeneran durante este período. Estas primeras obreras acusan el efecto de la reducida dieta en su pequeño tamaño, pero sin embargo, pueden salir de la cámara para llevar comida a la reina y a las larvas que nazcan posteriormente. Muchas especies de hormigas fundan así sus colonias. Una reina puede vivir hasta quince años, y durante todo ese tiempo es capaz de poner huevos, que se fecundan con la esperma depositada en su "receptaculum seminis" durante el vuelo nupcial. Los huevos de hormiga son blancos y sólo miden 0,5 mm de longitud (los que, con ese mismo nombre, se venden para alimento de peces son capullos y no huevos verdaderos). Las obreras los llevan de un lugar a otro a medida que cambian las condiciones del nido, manteniéndolos siempre allí donde las condiciones son óptimas y lamiéndolos con frecuencia para mantenerlos libres de infecciones por hongos. Las larvas tienen aspecto de gusano, con cabeza y trece segmentos. Carecen de patas, pero las de algunas especies parecen solicitar alimento de las obreras moviendo de un lado al oro el extremo anterior del cuerpo. Las larvas son colocadas en montones de individuos del mismo tamaño y aproximadamente de la misma edad. Si en un montón surge un individuo de mayor tamaño, las "niñeras" le prestan más atención. Por consiguiente, la clasificación de las larvas de modo que todas sean del mismo tamaño sirve para que cada una reciba la cantidad de atención que precisa. En general, las larvas se alimentan de materia líquida regurgitada. Unas obreras entregan el alimento a las demás; entre las hormigas se advierten las mismas relaciones trofalácticas que entre las abejas. Algunas hormigas primitivas (ponerinos) entregan los insectos capturados a las larvas, que son capaces de rasgarlos en pedazos. Las hormigas graneras las alimentan con semillas descascarilladas.
Cuando llega el momento, las larvas se transforman en pupas, en algunas casos previa formación de un capullo. Una vez adquirida la forma adulta, las obreras ayudan a la hormiga a salir de su envoltura. La casta a de una hormiga es determinada por la cantidad de alimento que recibe durante el estadio larvario. Las destinadas a reproductoras son alimentadas con una dieta rica en proteínas, mientras que las obreras la reciben fundamentalmente de hidratos de carbono. El sexo está genéticamente determinado: como en todos los himenópteros, las hormigas hembra, es decir, las reinas y obreras, tienen cromosomas XX y los machos XY. Las colonias de hormigas viven en una gran diversidad de estructuras, generalmente construidas por ellas mismas. Muchas abren galerías en el suelo, con numerosas cámaras repartidas por el fondo del nido. En esas cámaras mantienen a las crías, almacenan semillas para alimentarse, e incluso cultivan hongos sobre lechos de hojas maceradas. Estos hongos son típicos de las hormigas tropicales de la tribu atinos, cortadoras de hojas, que rasgan los árboles cercanos para obtener material con el que criarlos, puesto que las larvas se alimentan de bromacios, cuerpos que sólo produce el hongo bajo tierra. Los nidos de estas hormigas, que constituyen una tremenda plaga para la agricultura, son muy profundos, por lo que resultan difíciles de destruir. Otras especies hacen el nido en montículos. La hormiga roja de Europa excava hasta una profundidad pequeña y construye parte del nido bajo tierra, pero amontona encima de él pinocha, ramitas y materiales similares, entre los cuales penetran las galerías. Las entradas y los pasajes se cierran, cuando es necesario, para conservar el calor dentro del montículo y se vuelven a abrir cuando la temperatura interior se eleva demasiado. Algunas de las hormigas más pequeñas, como "Leptothorax" que forman colonias de relativamente pocos individuos, pueden vivir bajo la corteza de los palos que encuentran en el suelo.
El "papel" hecho con la madera masticada por los propios insectos constituye otro material utilizado en la construcción de nidos. Hay especies tropicales que ocupan cámaras dentro de las plantas; éstas suelen responder produciendo formaciones parecidas a las agallas, que se enredan con las galerías de las propias hormigas. Un extraño tipo de nido es el que construye "Oecophylla smaragdina". Las obreras juntas dos hojas, cogiendo una con las mandíbulas y sujetando la otra con las patas traseras. Otras obreras, que llevan las larvas en las mandíbulas, "cosen" las hojas moviendo las cabezas de las larvas para que toquen sucesivamente una hoja y otra (las larvas producen seda, y ésta mantiene las hojas firmemente unidas). La especie es una plaga terrible para las plantaciones de café, pues en su nido de hojas alberga diversos insectos fitófagos, protegidos de esta suerte contra los insecticidas. Las hormigas guerreras (dorilinos) no construyen nido ni puede decirse que tengan refugio permanente. Avanzan en largas columnas por el campo, limpiándolo a su paso de insectos e incluso de aves y mamíferos pequeños. Cada noche vivaquean bajo un leño y objeto similar y parten a la mañana siguiente. Periódicamente, acampan durante algún tiempo en un agujero o bajo un tronco hueco, precisamente en las fases en la que la reina acaba de poner sus huevos y no hay larvas en la colonia.

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